Cuando me propusieron participar en el proyecto de arte de la Comunidad Dis(lo)ca me emocioné mucho porque sabía que cada una de nosotras iba a presentar una obra única. Como yo ya tenía experiencia en producción de videos, sabía que tenía que ser un video; sin embargo, no sabía de qué. Pero estaba segura de hacer una obra en video. Entonces, me pregunté de qué quería yo hablar en ese momento y me emocioné mucho. Me emocionaba mucho todo lo que pudiera llegar a ser.
Luego, camino a una reunión con el taller de arte de la comunidad, pude tener una conversación con una de mis compañeras en el taxi (con María Mercedes). Esto fue porque ella me había pedido que vayamos en bus, pero yo no había tomado un bus en mucho tiempo y le dije que no podía. Pensé mucho en el encierro como condición de la pandemia, pero que en las personas con discapacidad en el Ecuador es una condición de vida. Siento que cada vez es más difícil que las personas con discapacidad habitemos el espacio público. Además, en esa conversación, tuve en cuenta que en un taller sobre accesibilidad del que participamos, la persona que lo dio hizo un comentario sobre que no se va a ver a personas con discapacidad juntas por ahí tomando el bus, en nuestra ciudad.
Eso fue lo que me hizo imaginar a varias personas con discapacidad en el espacio público, como una forma de mostrar las dificultades que tenemos al atravesar una calle. Pensé en lo importante de llevar a la calle a nuestros cuerpos con tiempos diferentes, para poner en crisis el tiempo de los otros (cuerpos normativos). Así, esa conversación que tuvimos me permitió darme cuenta de qué era de lo que iba a hablar. Mi video hablaría de los cuerpos de las personas con discapacidad en la calle, en la toma del bus, y sus dificultades, y la reacción de la gente.
Entonces, comencé a hacer bocetos de lo que yo quería mostrar, dibujos de los cuerpos e imágenes de los planos.